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El hombre que odia tropezar dos veces con la misma piedra

Solo el Liverpool de Benítez en 2007 y el Barcelona de Guardiola en 2010 consiguieron vencer en más de una ocasión durante la misma temporada a Mourinho

Hace 13 años por Riadevigo
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mouriho en una rueda de prensa Imagen subida por: andresavella

Cuando el Oporto apareció por la final de la Copa de la UEFA de 2003 fueron muchos los que se preguntaron por la fórmula que había recuperado al clásico portugués en Europa. Entonces, Deco, uno de sus futbolistas más destacados, reconoció que el secreto estaba en su entrenador, un tipo que era capaz de predecir con exactitud los movimientos de sus rivales y explotarlos con unas pocas instrucciones.

Aquel técnico era José Mourinho, un preparador que había madurado a la sombra del inglés sir Bobby Robson y el neerlandés Louis van Gaal como asistente. Entonces solo sus superiores conocían la capacidad de análisis del portugués para espiar a sus rivales. "Los informes que él me hacía eran muy diferentes al resto. Estaba fuera de lo normal", afirma Manuel Fernandes, el entrenador que sacó a Mourinho de su trabajo de maestro de escuela para apoyarle en el Estrella Amadora de la máxima competición portuguesa.

Una vez que decidió dar el salto como entrenador principal brilló en trabajos provisionales en el Benfica y la Unión Leiria hasta poder planificar con el Oporto su primera temporada completa. Desde entonces, su complejo estudio de los adversarios y su capacidad de innovación han supuesto dos instrumentos fundamentales para su ascenso a la cima. Mourinho ha transformado su afán de enmendar los errores en una facultad casi infalible para nunca repetir derrota ante el mismo rival.

Una sucesión de perfeccionamientos
Los primeros síntomas de su genio llegaron en la UEFA de 2003, cuando remontó al Panathinaikos en los cuartos de final un 0-1 de la ida. En el difícil campo de los griegos comprobó sus informes, prescindió de Hélder Postiga en su delantera y mantuvo a Derlei. El brasileño anotó en la prórroga un gol que supuso la clasificación y Mourinho reprodujo el 'modus operandi' en la final para ganar el título en el tiempo añadido.

Desde entonces los ejemplos se suceden. En 2004 el Real Madrid ganó en Oporto (1-3) pero no pudo repetir en el Santiago Bernabéu (1-1) en la fase de grupos. En 2005, dirigiendo al Chelsea, remontó el 2-1 del Barça en Liga de Campeones con un 4-2 en la vuelta gracias a un comienzo con tres goles en veinte minutos. Entonces formó una delantera nueva con Gudjhonsen y Kezman para exprimir con éxito al central Oleguer. También aquella temporada comenzó mal en la competición doméstica. El Manchester United ganó en su primer enfrentamiento en la Premier League (1-0), pero Robben y la estrategia de Mourinho en la antepenúltima jornada tumbaron a los de sir Alex Ferguson para alzar su segundo título liguero en Londres (3-0).

Benítez, su Némesis
Demostrada su capacidad de observación y de reacción, hay que señalar que solo ha podido enfrentarse a un adversario digno de sus ejercicios de estrategia. Se trata de Rafael Benítez, el estudioso que descubrió el antídoto para acabar con los éxitos de Mourinho en la temporada 2006-07. El Liverpool ganó la Charity Shield (1-0), un partido de Liga y la semifinal de la Liga de Campeones (1-0) ante la impotencia de Mourinho, quien presentó hasta tres alineaciones distintas pero solo logró levantar la Copa de Inglaterra, la única competición en la que no se cruzó con los 'reds'. Benítez fue el culpable de que aquel Chelsea terminara segundo en la Premier y se ausentara de la final de la 'Champions'.

Un año después fue despedido al inicio de la temporada con el Chelsea y pronto encontró acomodo en el Inter. Solo sus vecinos del Milan se atrevieron a discutir el 'Scudetto', pero al 2-1 de la primera vuelta respondieron los 'neoazurri' con un 1-0 en la segunda y el procedente título de la Serie A.

Con el club italiano multiplicó su procedimiento en la campaña 2009-10 porque las derrotas contra la Juventus y la Roma en la primera ronda de la Liga tuvieron como respuesta el triunfo en la segunda vuelta de la competición y en la Copa, acompañados por los correspondientes títulos. Incluso pudo vengarse de la derrota veraniega contra el Chelsea en tierras estadounidenses ganando los dos partidos de octavos de final de la Liga de Campeones a su anterior equipo.

Guardiola, doble victoria con eliminación
Entonces apareció el Barcelona. "Pensáis que es fácil, pero no ha terminado", avisó Mourinho a Guardiola tras la expulsión de Motta en el minuto 28 de la vuelta de las semifinales. Acertó el portugués, porque el gol de Piqué en el minuto 84 resultó insuficiente para remontar el 2-1 de la ida. Aquel triunfo de los españoles se sumó al de la fase de grupos, aunque con el resultado negativo de la eliminación y el posterior triunfo en la Liga de Campeones de los italianos.

En la presente campaña solo el Barcelona aspira a esa doble victoria sobre el equipo de Mourinho tras el 5-0 de Liga en el Camp Nou. Por el momento ha fallado en sus dos primeras oportunidades, con un empate y una derrota. Mourinho ha recuperado la 'pressão alta' con la que triunfó en Oporto y ha innovado con Pepe en el centro del campo para encadenar el juego del Barça y conquistar la Copa del Rey. Ahora, los de Guardiola disponen de dos encuentros de Liga de Campeones y las lecciones de los últimos partidos para rectificar. No obstante, saben que Mourinho ideará una nueva situación que pueda aprovechar para su propio beneficio. Su ambición de perfeccionamiento y el deseo de venganza contra un exequipo ya han demostrado ser toda una garantía.

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